La negativa de la Justicia Electoral de que «Alma Cívica», vinculada a la candidata a vicepresidenta Soledad Niñez, sea observadora de los comicios, y la denuncia sobre expertos informáticos brasileños hospedados en un bloque de departamento por la esposa de Efraín Alegre, fueron golpes que hicieron mella en el espíritu y la estrategia de trabajo de la Concertación Nacional.
Todo parecía indicar que la Ong «Alma Cívica» iba a tener protagonismo en el «control electoral» de las próximas elecciones del 30 de abril. Sin embargo, las investigaciones que culminaron confirmando que tiene relación con la candidata a vicepresidenta Soledad Nuñez hicieron que la Justicia Electoral no concediera el estatus que querían sus ideólogos.
El hecho demostró que la candidata a vicepresidenta quería ser juez y parte de los comicios presidenciales. Hay que agregar que Alegre había anunciado que iban a tener los resultados más rápido incluso que el de la Justicia Electoral. Algo imposible. La presunción de los colorados al respecto fue el intento de fraude de la oposición.
Esto a la sumatoría de que quedó evidenciado que un grupo de brasileños que entraron a Asunción, según la denuncia de manera irregular, y que estaban capacitados a operar en redes sobre los comicios, hoy investigado por el Ministerio Público, no generó la aclaración ninguna de la Concertación Nacional pero sí afectó el ánimo de los opositores, como también el caso de «Alma Cívica «.
Ambos intenciones, que quedaron en evidencia ante los ojos de la opinión pública, fueron como filosas navajas en el juego electoral que pretendía la Concertación Nacional, más aún cuando una mayoría reaccionó en contra de la poca claridad en el proyecto oscuro de la oposición.