El anterior presidente del Banco Nacional de Fomento (BNF), Carlos Pereira, explica que los fondos depositados por Darío Messer a la entidad a su cargo fueron remitidos desde prestigiosos bancos del exterior, como por ejemplo el Hapoalim Bank (mayor banco de Israel), bancos de Luxemburgo desde donde se giraron dinero vía Citibank de Nueva York al BNF. Estas entidades están sujetas a rigurosas normas, incluso regidas por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Dijo que los bancos no pueden actuar de policías y lamentó que en nuestro país la tenencia de dinero se asimila casi a un delito y que ello crea un desconcierto en la gente, que ya no tiene garantía ni seguridad de hacer transacciones en el sistema formal, por lo que busca hacer transacciones informalmente.


entrevista de JORGE TORRES ROMERO/Grupo Nación

Pereira, quien es actual ministro de Urba­nismo, sale al paso de un informe de la Superinten­dencia de Bancos (SIB), divul­gado por algunos medios de prensa, que hace relación al movimiento de dinero reali­zado por Darío Messer a tra­vés del BNF. Supuestamente, la entidad bancaria no habría activado todos los sistemas de control sobre el origen de los fondos remitidos. Sin embargo, el ex titular del BNF asegura que la plata de Messer pasó por rigurosos sistemas de control y por todos los filtros del primer banco de Israel, luego al banco de los Estados Unidos y final­mente llegó al país. Se ratificó en que los fondos pasaron por tres diligencias debidas ante­riores con relación al origen de los fondos y pese a ello, en su administración volvieron a aplicar toda la trazabilidad correspondiente.

Sobre este sumario admi­nistrativo de la Superinten­dencia de Bancos (SIB) al Banco Nacional de Fomento (BNF), ¿qué fue lo que pasó, se saltaron algunos contro­les en el caso Messer? ¿Qué explicación se da con rela­ción al informe dado a cono­cer recién ahora?

– Primero, yo no conozco ofi­cialmente el contenido del sumario. Cuando me llama­ron a hacer una entrevista, expliqué tal cual se había obrado. La propia Superin­tendencia de Bancos admitió que el sujeto obligado, en este caso la entidad bancaria, ha efectuado numerosos esfuer­zos importantes que se pue­den ver y están plasmados en todas y cada una de las dili­gencias detalladas, no sola­mente en carácter de cum­plimiento de las normas, sino como un minucioso sistema de prevención para mitigar el riesgo. Todos esos fondos que han venido del exterior (caso Darío Messer), de bancos de primera línea y que han reme­sado al país, contaban con los cumplimientos expresamente señalados en la normativa que regía en ese momento, que es la resolución 649. Y esos recursos ya habían pasado por riguro­sos filtros y por mecanismos de diligencia debida con respecto al origen de los mismos. Esos criterios han sido aplicados como el de la política “Conozca a su cliente”, que son los prin­cipios aplicados por todos los bancos que estaban dentro del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Y estos bancos sí eran componentes de ello. Y en ese momento, con esa resolución vigente, la 349 de Seprelad, taxativamente en su artículo 21, numeral 7.2, dice que cuando los fondos provie­nen de entidades financieras internacionales, debe enten­derse que dichas institucio­nes ya han aplicado el princi­pio de “Conozca a su cliente”. Aun así, nosotros hemos apli­cado con mayor rigurosidad el procedimiento de diligencia debida ampliada. Significa que le hemos consultado otra vez al banco de donde provenían los recursos, a ver si de qué banco han provenido y si de ese banco también se han realizado las diligencias correspondien­tes. De manera que nosotros no solamente hemos hecho lo que teníamos que hacer, sino que hemos hecho incluso más de lo que nos correspondía por obligación y en todo momento.

Resultado de imagen para Carlos Pereira– ¿Se pasó por alto algún tipo de control?

– El banco ha presentado todos los recaudos de las inspec­ciones sucesivas que hemos tenido, por lo menos hasta la fecha que yo estuve. Se ha pre­sentado toda la documenta­ción solicitada. Incluso, nos hemos reunido con todo el directorio, con todo el equipo de inspección, en donde ellos nos manifestaban exacta­mente que hemos dado cum­plimiento a todos los pro­cedimientos de rigor y que íbamos a estar siendo solicita­dos seguramente, si es que fal­taba alguna documentación. Nosotros hemos no solamente acompañado todos los proce­sos, sino que hemos iniciado con todos nuestros reportes y con todos nuestros informes presentados, sin siquiera ser requeridos en el momento en que nosotros hemos tenido las señales de inconsistencia mencionadas en cada uno de los reportes que se hicieron.

– ¿Desde el BNF se emitie­ron alertas o se dieron a conocer reportes de opera­ciones sospechosas?

– Sí, por supuesto. Se hicie­ron todos los controles de rigor y todos los seguimien­tos con diligencia debida y no solamente cuando se recibían los recursos, sino que cuando empezaba a existir alguna inconsistencia entre los perfi­les establecidos en cada una de las empresas objeto de análi­sis y el movimiento que tenían dentro del sistema.

– ¿Esos reportes fueron remitidos a la Seprelad?

– Asimismo, es el organismo en donde nosotros tenemos que dirigir el reporte. Por una cuestión normativa. El Banco Central tiene otro alcance, tiene otro tipo de enfoque de riesgo. No te olvides que la Superintendencia es inde­pendiente de la Seprelad y los reportes están en este caso dirigidos a esta última.

– ¿Y cómo entra acá la Super­intendencia de Bancos? ¿Eso es normal o hay algo puntual por lo cual ahora deciden abrir este sumario?

– Hasta donde pude leer y lo que estuve mirando en los medios, pareciera que lo que ellos cuestionan es el conte­nido y el análisis dentro del propio reporte. De manera que en mi opinión como profesio­nal y especialista no se podría cuestionar un ROS porque el reporte es una expresión de deber de colaboración con la autoridad supervisora, porque se entiende que un reporte sin la cooperación de terceros, la autoridad de control, no puede luchar de manera eficaz contra un delito.

– ¿Por qué se emitió un ROS, siendo que los fondos llega­ron de bancos controlados incluso por el GAFI y pasan rigurosos controles?

– La obligación de la entidad como sujeto obligado a repor­tar una operación que consi­dera inusual o sospechosa y cumplido ese deber, la ins­titución ya no tiene por qué tener ningún tipo de repre­salia; al contrario, lo que hace es esperar qué dice la Unidad de Inteligen­cia Financiera. La enti­dad reporta y aguarda una retroalimentación de infor­ma­ción, a ver si la unidad de inteligencia encuentra mérito o para ele­var a una instancia superior, que sería ya el Minis­terio Público, para iniciar una investigación de rigor. En cualquier país del mundo, por lo menos donde yo estu­dié y me formé con todos los especialistas norteameri­canos, ahí recién la entidad financiera podría recibir ins­trucciones de ver cómo hacer una estrategia para avanzar en una investigación. Y acá aparentemente se le utiliza a la entidad bancaria o se pre­tende utilizarla, desde un punto de vista que yo no com­parto, casi como una suerte de policía, donde se le exige una serie de investigaciones que en mi opinión no corres­ponden, analizando a quie­nes pudieran tener vínculos con una empresa física o una persona jurídica, y va mucho más allá de lo que realmente corresponde a una entidad.

– ¿Cómo se opera en este sentido en los países del primer mundo?

Si nosotros vamos a ver cómo funcio­nan los países del primer mundo, ahí uno puede ver la trazabilidad y la facilidad con que se opera. El tránsito ya es todo digital. Hoy acá prácti­camente la tenencia de dinero se asimila casi a un delito; entonces, lo que crea esto es un desconcierto donde la gente ya no tiene garantía ni seguri­dad de hacer transacciones en el sistema formal y entonces, lo que hace es buscar hacer tran­sacciones informalmente. A mí me preocupa muchísimo esta situación. Me preocupa de que algo que tiene que ser absolutamente guardado den­tro del secreto bancario, que está en la Ley de Bancos, se esté divulgando como si fuera algo tan fácil de intuir y discutir. Esto no era una cuestión sim­ple. Esto tiene un riesgo en cuanto a la reputación muy alto a nivel país, a nivel inter­nacional, y yo creo que debe­ríamos ser mucho más respon­sables en las informaciones, en los análisis que uno hace, sobre todo cuando se trata de algo tan sensible dentro de un sistema financiero.

– Estos fondos atribuidos al señor Messer y que fueron remitidos al BNF. ¿Es ver­dad que salieron de un pres­tigioso banco de Luxem­burgo, luego pasó por el Citibank de Nueva York y finalmente llegó al BNF? ¿Se puede presuponer que es plata limpia, conside­rando los controles previos por los que tuvo que haber pasado?

– Es así mismo. Y por eso es que la resolución que regía en ese momento expresamente señala que ya se cumplió la norma, que dichos recursos ya habían pasado por rigu­rosos sistemas de control y por todos los filtros del pri­mer banco de Israel, luego al banco de los Estados Unidos y finalmente llega al país. O sea que pasó antes por tres dili­gencias debidas con relación al origen de los fondos. Ahí ya se tiene taxativamente cum­plido lo que en ese momento regía con la resolución 349/13 de la Seprelad, que en su artí­culo 21 establece claramente a qué se refiere cuando los fondos provienen de entidades finan­cieras internacionales. Se entiende que dichas institucio­nes ya aplicaron el principio de “Conozca a su cliente” y aún así nosotros volvimos a solicitar la trazabilidad de dónde vino y al segundo banco también se le ha solicitado cuál ha sido el primer origen. Y eso se hace porque todas las documenta­ciones, los corresponsales del exterior, que contienen todos los documentos, incluyendo su política de cumplimiento. Si hubiera habido alguna irre­gularidad en materia de trans­ferencias, remitidas o recibi­das, ya se hubiera bloqueado esos fondos en el exterior. Y ellos hubieran suspendido automáticamente ya la rela­ción comercial o transaccio­nal entre ellos, de manera que todos los procesos han sido cumplidos conforme estable­cen las normas internacio­nales. Y por lo que respecta a nuestras normas locales y en todo lo que se refiere a los principios de debida diligen­cia y los criterios mínimos de prudencia, se han establecido absolutamente todos y se han cumplido todos los procedi­mientos que están plasmados en los manuales, que también reconocen los organismos de control que existieron siempre y que se han ido fortaleciendo a lo largo del tiempo en que noso­tros hemos actuado.

– ¿Esos US$ 33 millones que metió Messer al BNF, los trajo en un maletín o como metió? ¿Usted dice que pasaron por varios bancos internacionales que tienen rigurosos controles?

– Categórico. Imagínate, si queremos traer US$ 1.500 millones para la inversión extranjera, que dicho sea de paso es un índice que a mí me preocupa mucho, noso­tros hoy tenemos muchas restricciones. Hay una reso­lución que por mil dólares prácticamente uno tiene que hacer toda una declaración y a mí me ha tocado desde mi anterior cargo que recibía inversionistas y me decían que no podían abrir cuentas en Paraguay porque no eran residentes, no tenían arraigo o no tenían antigüedad; por supuesto, eran extranjeros. Entonces, cómo nosotros podríamos abrir la posibi­lidad de que inversionistas vengan a traer sus capitales y generen empleo, si tenemos muchas restricciones y si no vemos como un mundo global todas las interconexiones que deberíamos tener conforme a los criterios y al ordenamiento que también rigen en todos los países del mundo que compo­nen el GAFI en materia de nor­mas y estándares, que abso­lutamente toda la unidad de inteligencia financiera maneja los mismos criterios.

– O sea, Messer realizó esos millonarios depósitos al BNF, ¿todos esos fondos pasaron por los controles internacionales previos exi­gidos a bancos del exterior?

– En los países más avanza­dos, se recomienda y no se obliga a la institución que reporta terminar la relación comercial con clientes por el solo hecho de haber reali­zado una operación calificada como inusual. Al contrario, se estimula la permanencia de esa relación en beneficio de la entidad investigativa de la autoridad. Una instancia fis­cal o una instancia de investi­gación de Fiscalía. El ROS no debe ser entendido como una denuncia. En primer lugar, el ROS debe ser institucional y no es personal. Por eso, lo que se reporta es la operación, no a la persona. Otro error de concepto es en el ámbito de la investigación, la tarea de la Policía, no el de una entidad bancaria, lo que se reporta, como bien dice su nombre, reporte de operación sospe­chosa, es la operación.

Fuente: lanacion.com.py

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